Seguramente has escuchado cada vez más sobre la importancia de cuidar nuestra salud intestinal y el término “microbiota” ha cobrado fuerza, pues ¡spoiler alert! vas a seguir escuchando cada vez más sobre él, pues no por nada se ha ganado el título de “nuestro segundo cerebro”, pero ahora te explicaré por qué.
A veces pensamos que por cuestión genética estamos predeterminados a padecer ciertas enfermedades y otro spoiler alert ¡falsísimo! De acuerdo con la medicina funcional, todos tenemos la capacidad de prender o apagar genes con las decisiones que tomamos en el día a día (a lo que científicamente se le conoce como epigenética). Así como lo lees, los factores hereditarios apenas representan el 30% del riesgo de que aparezcan ciertos padecimientos, mientras que el otro 70% depende de los hábitos de vida que tengas (qué tanto haces ejercicio, si fumas o no, si ayunas, el tipo de alimentación que llevas, a cuántos tóxicos estás expuesto, entre otros) y del medio ambiente en el que te desenvuelves.
Y esto ¿qué tiene que ver con la salud intestinal? Mucho, pues esos factores ambientales y hábitos de los que hablamos también tienen relación y repercusión, positiva o negativa, en nuestra microbiota.
Pero empecemos por aclarar, cuando hablamos de microbiota intestinal, nos referimos a un conjunto de microorganismos que se encuentran en el tracto digestivo y tienen una relación con una mucosa sana (o dañada, como el intestino permeable).
El intestino es uno de los órganos que más presencia de microorganismos tiene, principalmente en el colon. Y existe una gran variedad de especies, aproximadamente más de 100 trillones de células bacterianas, hongos y protistas. ¿Irreal la cantidad de seres que viven en nuestro cuerpo verdad?
La microbiota que cada ser humano tiene depende de diversos factores; por ejemplo, del tipo de parto por el que nacemos (vaginal o cesárea), siendo éste último el que se relaciona con alteraciones a la colonización de la misma, pues no se expone directamente a la microbiota materna y esto, a su vez, puede poner al bebé en riesgo de padecer en edad adulta enfermedades como asma, diabetes, obesidad o alergias.
La microbiota regula la mucosa intestinal, la señalización del sistema inmunológico, la producción de neurotransmisores y vitaminas, la regulación del metabolismo de grasas y funciones de barrera.
La importancia de una buena salud de la microbiota intestinal radica en que hoy por hoy, el intestino se considera el segundo cerebro debido a su conexión y relación con el estado general del organismo.
Un desequilibrio o disbiosis, está asociado con el síndrome de intestino irritable y la inflamación intestinal, así como padecimientos metabólicos, como diabetes y obesidad, padecimientos cardiovasculares y neurológicos, y algunos tipos de cáncer.
Por otro lado, tiene una relación directa con el estado anímico. Los últimos estudios en neurogastroenterología han revelado que existe una señalización bioquímica directa entre el tracto gastrointestinal y el sistema nervioso central, y se ha demostrado que los trastornos psiquiátricos del sistema nervioso central están relacionados con cambios en el microbioma gastrointestinal, por lo que los profesionales de la salud que ven trastornos depresivos actualmente comienzan a prestar más atención a este tema, explorando la opción de manipular el microbioma para aliviar y tratar dichos síntomas.
Así mismo, de acuerdo a los probióticos y prebióticos que se consuman, ya sea a través de alimentos o correcta suplementación, dependerá la salud de la microbiota intestinal y, en general, del cuerpo.
Ahora sí, ¿ya que te quedó más claro por qué hay que cuidarlo tanto nuestra salud intestinal? Y la pregunta obvia siguiente es ¿cómo lo hacemos? Ya te lo explicaré más a detalle en el siguiente post, pero por ahora, quédate con la importancia de consumir probióticos y prebióticos en tu dieta diaria.