Hace casi cinco años tomé el primer diplomado relacionado con salud y alimentación. Fue una experiencia increíble, lo impartió la chef Reneé Solari, fue en “Cocina Vegana y Sustentable”.

En aquel entonces, acababa de nacer mi segunda hija y, más que nunca, sentía una enorme responsabilidad de adquirir el mayor número de herramientas y conocimientos sobre una vida saludable para implementarlo en casa. Además, por una cuestión hormonal, tras el embarazo, me era imposible ver u oler cualquier tipo de carne, roja o blanca, porque inmediatamente sentía náuseas y repele. Y soy fiel creyente de que las cosas llegan a nuestras vidas en el momento indicado. Así sucedió con el diplomado y me cambió la vida, pues me ayudó a conocer otras alternativas saludables y, sobre todo, nutritivas y sencillas, de alimentarme y alimentar a mis hijos.

Fue en ese entonces cuando escuché por primera vez sobre “#LunesSinCarne”. ¿Sabes en qué consiste? Se trata de un movimiento a nivel internacional que invita a las personas a no comer carne ese día de la semana con el objetivo de mejorar la salud y cuidar a los animales y al medio ambiente.

Podrás pensar ¿qué tiene que ver el medio ambiente con mi alimentación? o ¿de qué sirve un día a la semana? Pues tiene totalmente qué ver y sirve de mucho. La industria ganadera es en parte responsable del 51 por ciento de los gases de efecto invernadero, lo cual influye en el cambio climático, y esto se debe no sólo a la contaminación que generan las propias vacas, sino a la de los autos, camiones, maquinaria y todo lo relacionado con la industria. Por ello, los creadores de #LunesSinCarne proponen que al dejar de comer un día a la semana este tipo de alimentos, ayudamos a reducir la huella de carbono.

En cuanto a la alimentación, darle un respiro a nuestro cuerpo de vez en cuando de la proteína animal ayuda al sistema digestivo. Y, aunque de acuerdo con un estudio de la Universidad de Oxford, llevar una dieta vegetariana reduce un 32 por ciento el riesgo de sufrir alguna enfermedad cardiovascular, no se trata de convertirse en vegano o vegetariano, si así no lo deseas, simplemente es sumar más verduras, granos y cereales a la dieta un día a la semana.

¿Te sumas al movimiento? Te aseguro que descubrirás muchos sabores, texturas y combinaciones que ni imaginabas. Es muy sencillo, práctico y, por qué no, hasta puede tener un beneficio a tu economía.

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